Las torturas cometidas por autoridad o funcionario publico es uno de los actos más execrables que pueden darse en un estado que presuma de considerarse democrático. En nuestra legislación son perseguidas por el código penal en el artículo 174 tras regularse en el 173 lo que se denomina delito contra la integridad moral, que puede cometer cualquier persona.
Anda en el día de hoy la gente escandalizada por esta noticia de El País, aunque realmente el motivo de la respuesta ciudadana es el vídeo que sustenta la noticia, lo que se supone es una agresión a un detenido en un centro militar en Diwaniya. Podeis leer la noticia, destaco una cuestión a la que volveré con posterioridad. Se trataba de un centro deficientemente habilitado para la custodia de detenidos, con personal de vigilancia no preparado, el cuerpo de guardia de la base.
El vídeo impacta (evidentemente, o ¿acaso un vídeo de una tortura no nos va a impactar siempre?) y los lectores y las redes sociales han dedicado parte de sus energías en el día de hoy a criticar estos hechos, a rasgarse las vestiduras, poner los ojos en blanco, elevar las manos al cielo, echarse ceniza por la cabeza (mi particular homenaje a Sinuhe el Egipcio) a clamar por depuración de responsabilidades. Un acto de contricción en toda regla.
El espectáculo ha quedado muy bonito. Precioso. Salvo por un pequeño detalle. Organizaciones como Amnistía Internacional, por citar solo una de reconocido prestigio mundial, llevan años señalando que en España se tortura. En España, no en Diwaniya. Otras organizaciones de nulo prestigio, como las terroristas, también. Ademas de ello han sido documentados casos excepcionales (por el hecho de que se persigan y acaben en condena) en los tribunales, como con los mossos d'esquadra (aunque luego son indultados). También hemos visto brutales detenciones en las últimas manifestaciones ciudadanas.
En España se tortura. Se ha torturado y se torturará. Cualquier ciudadano con acceso a información lo sabe (me remito al párrafo anterior) pero claro, resulta incómodo y es mejor mirar para otro lado y preocuparse de otras cosas. Pero además de este conocimiento ciudadano hay un conocimiento institucional. Como abogado asistiendo a detenidos, he tenido que oir muchas historias con similares características en la narración, la extralimitación y abuso en el uso de la fuerza física por los funcionarios actuantes. Prácticamente en la totalidad de dichos atestados, aparece que el detenido ha realizado algún tipo de acometimiento o agresión al funcionario interviniente, lo que supone que además del motivo de la intervención policial la acusación se vea incrementada por un delito de atentado.
Ojo, no digo que los atestados sean falsos. Sí digo que algunos de ellos, que revisten unas características similares, generan notables dudas, que las manifestaciones de los detenidos suelen ser coincidentes, y que muchos de esos atestados no superan el mínimo examen lógico en la redacción de los mismos haciendose uno preguntar y en ocasiones llegar al pleno convencimiento, de que la versión real es la del detenido.
Naturalmente hay otras cosas que no puedo escribir, ni contar. La generalidad de abogados que pisan una comisaría saben de lo que hablo. También lo saben esos otros funcionarios policiales que no se extralimitan. Lo saben los fiscales. Y lo saben los jueces. Lo podría saber cualquiera. Es una material precioso para el denominado periodismo de investigacion; pero es excepcional su investigación, su persecución y su condena. Por eso aplaudo que en el cuerpo de los mossos se investigara y se pusieran cámaras de grabación. Esa es la actitud requerida. Investigar y no mirar para otro lado.
A pesar de que hoy nos rasguemos las vestiduras, la sociedad mira para otro lado, cuando no lo justifica. Si un presunto integrante de una organizacion terrorista denuncia torturas, hay gente (mucha) que se alegra de que le hayan zurrado (si así ha sido). Si un hecho es denunciado, se solventará con la presunción de veracidad del funcionario actuante y su absolucion, salvo que haya una prueba ABRUMADORA en su contra. Cuando estabas leyendo lo que he escrito un poco más arriba, habrás pensado en un determinado tipo de detenidos obviando que entre esos de lo que hablo, hay gente de la que imaginamos o definimos normal. Como tú.
Lo peor de todo, es la notable hipocresía de la reacción de hoy. En mi opinión hay dos claves para esa reaccion, una, que hay un video, que permite la visualizacion de la agresion. No es lo mismo que te lo cuenten a que lo veas, ¿verdad?. Dos, porque no ha ocurrido en España, aunque lo hayan hecho españoles. Es distinto si no ocurre aquí. Parece que nos sentimos menos culpables.
Yo quiero destacar que lo hicieron soldados, en una guerra, sometidos a una notable tensión y sin formación al respecto. Es más, digamos que con una formación que les empuja a hacer lo que hicieron. Al fin y al cabo, no es la primera ni la ultima extralimitacion con un detenido. Que no se me entienda mal, lo que hicieron es absolutamente reprobable.
Pero en mi opinión, es más reprobable, que quien tiene una esencial función en la sociedad, la de hacer guardar y cumplir la norma, quien ha de proteger la legalidad y quien tiene una especifica formación en la materia, los funcionarios policiales, torturen. Curiosamente, estas conductas nunca han generado esa especial animadversión que he visto hoy en las redes sociales.
Y esto sí que me da especial asco.
Y en esto que braceó hacia los agentes actuantes y cuando, como consecuencia de lo anterior, se le intentó reducir, usando la fuerza mínima imprescindible, se resistió rodando los 3 agentes actuantes y el enano de metro y medio.
ResponderEliminarJajaj. Esos, esos. Recuerdo uno en que a un pobre padre de familia normalucho le debió poseer el espíritu de chuarchenaguer porque fueron necesarios OCHO policías locales para reducirlo. Ejem.
EliminarJo tio, que contento estoy...
ResponderEliminarA pesar de la crisis, en este país nuestro, tenemos de todo...jajaja
Salud
Nasíos pa torturá http://histericapeninsula.blogspot.com.es/2013/03/nasios-pa-tortura.html
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