En plena vorágine derivada de la difusión de la intención de reformar los colegios profesionales en el marco de una ley de servicios profesionales, como explicaba en esta entrada, @josemuelas realizó este vídeo que se puede ver en youtube asociando la existencia de los mismos a la efectiva prestación de un sistema que garantizara que toda persona independientemente de su situación económica pueda contar con un abogado que le defienda ante un juzgado.
Los colegios de abogados son preexistentes a los que ahí se mencionan, dado que lo que ahí se menciona refleja la actual estructura y composición, digamos que su aspecto histórico más reciente. Los primeros datos documentados de un colegio de abogados, son del siglo XVI y precisamente del colegio de abogados de Zaragoza. Naturalmente su concepto y estructura no es el actual, dado que son sociedades y sistemas políticos distintos.
Es importante lo que se remarca en ese vídeo. Los Colegios de Abogados prestan un servicio a la ciudadanía. En el vídeo se vincula a un sistema organizativo que sirve en ese momento para prestar la denominada justicia de pobres. La misma ha evolucionado a lo que se regula como justicia gratuita y se conoce como turno de oficio, concepto distinto. Lo cierto es que existe un cierto desconocimiento social de esta labor, de lo que supone para el abogado que la presta, de como este la financia y de como se aporta a la sociedad, algo a lo que he dedicado otras entradas en este blog.
Siendo importante difundir este aspecto, y es algo que hay que agradecer en su medida a dicho vídeo, tampoco esa es la razón o necesidad de la existencia de los colegios profesionales. Casualmente me he encontrado estos días con este debate con amigos y conocidos. ¿que aporta un colegio a la sociedad? me cuestionaban. Como si en principio tuviera que aportar algo, pensaba yo, siendo un órgano que nada cuesta (nuevamente andamos en términos de identificar necesidades con costes, lamentablemente) dado que es sufragado de manera privada, y esencialmente por sus colegiados. Pero aun así como he dicho si que aporta a la sociedad.
Como digo la necesidad de su existencia también ha de afrontarse desde la perspectiva de sus colegiados. Los colegios son y serán necesarios en tanto en cuanto exista un aporte o generen un beneficio a sus propios colegiados. Es un planteamiento razonable. Y vigente. De hecho la errónea gestión de los mismos en los últimos años (es mi opinión personal) ha generado una fuerte división entre los colegiados existiendo un importante numero de los mismos que los ven como un enemigo, como algo que no se preocupa de sus necesidades, como un reducto de privilegiados y como una institución a extinguir.
En mi opinión, están equivocados al defender la innecesariedad de los mismos. Los colegios de abogados han de liderar, aglutinar y movilizar las justas reivindicaciones del colectivo. Han de configurarse como órganos eficientes de gestión que favorezcan la prestación de servicios y de acciones de interés para el colectivo. No se puede confundir innecesariedad con mala gestión, aunque como digo comparta algunas de las críticas que estos compañeros hacen.
La cuestión crucial en este momento es doble: quienes dirigen los colegios profesionales han de hacer lo que no han hecho en todo este tiempo, acercarse a ese colectivo critico de colegiados, escucharles, empatizar con ellos y hacerles entender que la batalla es la misma, lograr mantener unos colegios independientes, autogestionados, sin limitaciones impuestas (como la territorialidad) precisamente para ser útiles para los colegiados y para la ciudadanía.
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