La cuestión sobre la que se ha centrado el debate en tuiter ha sido sobre esta afirmación vertida en dicha entrada
8. Hablar de temas conflictivos
A menos que quieras filtrar a tus clientes por su ideología, ¿para qué enemistarte con aquéllos que piensan diferente? Evita posicionarte en cuestiones polémicas como religión, política o sexualidad, porque podrías herir sensibilidades sin darte cuenta y sin tener la posibilidad de explicarte. Si usas las redes profesionalmente y aceptarías como cliente a alguien que no pensara como tú no te expongas a caer mal a quien no contrataría a quien no piensa como él.
Previamente a entrar en los argumentos de mi discrepancia es precisa una consideración general. La comunicación 2.0 tiene elementos característicos pero muchos otros comunes a la teoría de la comunicación tradicional. Si bien puede parecer una obviedad, el comportamiento de muchas personas en las redes sociales parece no serlo. De ahí que determinados consejos o principios parezcan de perogrullo, pero realmente no lo sean. Uno de ellos es claro, no hagas en el 2.0 lo que no harías fuera de él.
Así interpreto la discrepancia. ¿debemos admitir como válido para un abogado el consejo de que en el 2.0 no te posiciones en cuestiones polémicas? Esto supondría extenderlo también a la comunicación tradicional. Y aquí se sustenta mi discrepancia.
En la comunicación debemos mostrarnos como somos. Eso no implica que debamos contarlo todo. Pero tampoco vamos a poder contar algo que no somos, porque tarde o temprano se va a descubrir la falsedad. Y eso es algo mucho peor.
Y esto supone que debemos no posicionarnos? evitar mostrarnos como personas en un sistema, relacionadas con otras, afectadas por un entorno? Esto resulta algo difícil por no decir que es imposible.
El consejo tiene un sentido dirigido a no perder clientes. O mejor dicho a perder clientes que serían capaces de no confiar en tu profesionalidad simplemente por ejemplo por una discrepancia en ideología política. A esto he contestado en tuiter que yo no quiero esos clientes. Yo no quiero clientes intolerantes, ni irrespetuosos y sobre todo que no sepan valorar mi profesionalidad. Pues lo que deben valorar es mi trabajo profesional, no mi comportamiento personal. Y mucho menos mis ideas.
Imaginemos un ámbito distinto el laboral. ¿entenderíamos correcto que a un trabajador se le despidiera por su orientación sexual? ¿por una opinión política? ¿por un chiste de mal gusto? Estamos hablando de discriminación. Y sin embargo validamos la discriminación en la profesión liberal. No solo eso, el actuar hipócritamente y con miedo para no ser discriminado. Y pedimos que esto lo haga un abogado, alguien que debe luchar contra estas cosas. Lo siento pero me parece inconcebible.
Es cierto que a veces no nos queda más remedio que cumplir con determinados convencionalismos. Los clientes nos "exigen" que vayamos vestidos de una determinada manera (traje y corbata), que tengamos determinados comportamientos sociales con ellos, etc. Esto es distinto. Y doblemente estúpido (¿cuanta gente ha firmado escrituras que no entendía simplemente por que había unos señores con traje y corbata que le decían que todo estaba correcto?). Pero eso es distinto a que nos autocensuremos y "no nos posicionemos".
Una cosa distinta es el cómo nos posicionemos, el dónde, el cúando, etc.; cuestiones que sí que hay que cuidar, porque son importantes en la comunicación. Eso sí. Pero no el contenido, por favor. Que somos abogados.
Y finalmente, que queréis que os diga. Creo que una de las cosas que más valoran mis clientes de mi, y por eso tienen la confianza que tienen en mi, es que soy una persona clara, transparente, que les digo las cosas como son, sin circunloquios ni rodeos, que me mojo, que me implico.
Y para eso, hay que posicionarse.
Pero bueno, hacedme el caso justo. Que como suelo bromear con Ruben Vazquez en relación a preparar la formación en reputacion on line para abogados, yo perfectamente me puedo encargar de explicar lo que NO hay que hacer :)
Como va todo Genin?
ResponderEliminarMuchas gracias, Alfredo, no creo que discrepemos tanto. Tú dices: "no hagas en el 2.0 lo que no harías fuera de él." El consejo va en este sentido: si hay algo que no dirías en un evento tomando el micrófono delante de todos tus clientes y potenciales clientes, tampoco lo digas en Twitter. Parece de perogrullo, pero no lo es.
ResponderEliminarPor lo que cuentas, tu opinión manifiesta en cuestiones sensibles es parte de lo que los clientes aprecian de tu asesoramiento. En ese caso, sigue haciéndolo.
Por supuesto que debemos posicionarnos, de lo contrario no tendríamos personalidad y aburriríamos, pero siempre debemos ser conscientes de que esto es un medio público en el que no podemos segmentar los mensajes y de los objetivos por los que invertimos tiempo en las redes.
¡Nos seguimos leyendo!
Un placer leerte por aqui. Creo que mi discrepancia se sustenta en la rotundidad de la afirmación del "no te posiciones". Creo que lo que hay que cuidar es el como, el donde, el cuando, etc. Al fin y al cabo determinadas cuestiones se integran en el ámbito de la intimidad de cada uno y eso implica que no va a ser un tema que salga así como así.
EliminarY el cuidar el como, el dónde y el cuando, no es exclusivo de cuestiones que entendamos sensibles, sino en general de cualquier tema.
Hola Alfredo, gracias por hacerme saber que publicaste esta entrada al hilo del pequeño debate de ayer en twitter . Comentar contigo las dos cosas que más me han llamado la atención de tu post.
ResponderEliminarMuy buena la reflexión sobre la validación de la discriminación en la profesión liberal (merecedor de otro post como mínimo) y compartir contigo que me ha gustado leer (y seguro que más todavía les gustaría leer a tus clientes) tus palabras "que me mojo, que me implico". Eso ya te diferencia de muchos. Como dice Lidia, ¡Nos seguimos leyendo!
Gracias. Para mi la abogacía ha de ser comprometida e implicada, he escrito en otros apartados del blog sobre eso.
EliminarRespecto a lo de la discriminacion en la profesion, tomo nota para entrada más adelante. Pero es un poco lo de siempre. Los abogados defendemos muy mal nuestros intereses. Y nuestra profesión