Siempre he admirado a mis compañeras de profesión que son madres. No sólo porque actualmente siga desequilibrado el reparto y dedicación a la crianza sino que sobre todo en los primeros meses de vida de los bebés resulta una enorme carga de atención el cuidado del bebé sobre todo si hay lactancia. Y uno que sabe de lo exigente de esta profesión sabe de lo que implica reducir tu tiempo de trabajo para una necesaria atención como madre o padre. Conciliar la profesión de abogado y tener hijos es bastante complicado.
Me podrán decir que como todo autónomo, pero no. Estamos sujetos a plazos imperantes y a señalamientos sin contemplaciones. Cuando alguna vez he intentado cambiar algún señalamiento fuera de las ocasiones en que hay cierta empatía una de las respuestas que más me molestan y enfadan es la de: pues que venga otro compañero del despacho. Mire. No tiene por qué venir otro compañero del despacho. No se tiene por qué modificar asignación de tareas, pedir favores o simplemente el cliente quiere que vaya alguien en concreto o no otro. Además, no pasa absolutamente nada por tener empatía y señalar en otro día distinto. Y es que juez, secretario o funcionario sí que tendrán la posibilidad de atender a sus cuestiones personales mientras que las del abogado quedarán supeditadas a la sumisión al Juzgado.
Puedo entender rigidez en los plazos pues el proceso está para igualar a las partes, aunque lo entiendo menos cuando los únicos plazos procesales que se cumplen son los que atañen al abogado y no al juzgado siendo sistemáticamente incumplidos los que implican al juzgado o fiscales (a título de ejemplo y dado que sistemáticamente el fiscal incumple los plazos para formular acusación el propio Supremo vino a decir que los plazos para los fiscales si eso ya tal ...). No entiendo en absoluto que el sistema sea especialmente rígido para que se pueda suspender y señalar un nuevo señalamiento. También que muchas veces sería más ágil sobre todo en instrucción si el funcionario telefoneara al letrado y concretarán juntos un día que viniera bien a todos que no señalar, pedir suspensión por qué te coincide con otro y así sucesivamente.
Pero ciñéndonos al concreto tema de la conciliación creo que nunca he visto candidato a Decano que lleve esta cuestión en su programa; creo insisto que nunca se ha trabajado este tema ni se ha reivindicado. Y es que los abogados pecamos de gilipollas, llevando a gala que este es un trabajo duro donde hay que soportar estoicamente acumulación de plazos, tareas y señalamientos y así seguiremos, sintiéndonos orgullosos de llevar una vida profesional infernal y perdiéndonos y lesionando nuestra vida personal y familiar.
Y a mí me costó aprenderlo, pero entre la vida personal y la profesional hay una gran diferencia.
Me ha entusiasmado este post, efectivamente parece que los abogadxs no deben de tener familia, nadie toca ese tema se supone que los autonomos se regulan ellos mismos, pero como bien dices en lo nuestro estan los plazos y demas mandangas. Muy bien Luz
ResponderEliminarEl problema está en que nuestros representantes no nos defienden. Los Colegios, el CGAE, deberían ser mucho más beligerantes cuando se traspasan algunas líneas rojas. ¿Cómo esperamos defender lo ajeno cuando no lo hacemos con lo propio?
ResponderEliminarEfectivamente su comportamiento parece sumiso, ojo, no quiero decir que lo sea. Pero lo parece
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