domingo, 2 de julio de 2017

TURNO DE VICIO

Entre algunas de las razones por las que me mantengo en el turno de oficio (un servicio no valorado ni por la administración, ni por los colegios para quienes lo prestamos, ni muchas veces por los propios usuarios del mismo) es porque es una ventana (sobre todo las guardias de asistencia al detenido) de acceso y contacto a una parte de la realidad social que pasaría desapercibida en nuestras vidas de no ser por ese contacto y que es absolutamente desconocida para la generalidad de nosotros.

Estamos acostumbrados a pensar que la realidad es la que conocemos en nuestro entorno y donde nos movemos y desde luego es un pensamiento cómodo, pues conocer otras situaciones desgraciadas debería suponernos una al menos pequeña incomodidad si no somos unos sociopatas.

En el caso de las guardias de asistencia al detenido se acrecienta ese contacto y se siente con mayor intensidad los efectos de esa adicción en sentirse abogado (o como matizaba ayer en una conversación, a sentir una manera de ser abogado, pues hay muchas maneras distintas).

En una guardia te topas con personas con notables dificultades sociales y falta de recursos al respecto, con situaciones que superan a las familiar como hijos con serios problemas mentales y de conducta y madres desesperadas que creen que poner una denuncia les va a ayudar, desconocedoras de que el sistema penal no ayuda sino que sanciona y que no salvo en situaciones muy excepcionales no se producen internamientos psiquiátricos.

Te topas también con un sistema impersonalizado y muy automatizado, donde son pocos los resquicios para la visión personal del caso concreto. Policías que no quieren ver más allá de hacer un atestado y poner al detenido a disposición judicial. Juzgados que quieren despachar a los detenidos cuanto antes. Medidas de alejamiento que se adoptan sin mayor reflexión que el hecho de vamos a acordarla por si acaso no vaya a ser que pase algo y salgamos en los periódicos.

Así se da la paradoja de que actualmente en mi ciudad una buena medida, pasar los detenidos a disposición judicial también por las tardes y de este modo reducir el tiempo de detención de los detenidos, está generando molestias en los juzgados de guardia por la carga de trabajo que supone por las tardes. En vez de ver lo positivo de cumplir con el mandato constitucional de que la detención dure el mínimo tiempo imprescindible. 

Y mientras vas de puesto de guardia civil a otra comisaría, al juzgado, a otra comisaría y así sucesivamente, viendo como se alargan tus teóricas e infrapagadas 24 horas de guardia ves como es fácil que te dejes atrapar por esa rueda, que pienses que solo acabe cuanto antes, que seas una pieza más de esa gigantesca picadora de carne, que en unos días te olvidarás de la problemática de real más allá del asunto de la dentención, pues tu trabajo se limita a evitar que el sistema penal los machaque o a minimizar los daños.

Y que toda esa mierda seguirá fuera de tu vista hasta la próxima guardia. Y que seguirás en tu tdía a día con esas cosas que para ti son tan importantes. 

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