jueves, 20 de diciembre de 2018

ASESINOS

Anda la sociedad conmocionada estos días con el asesinato de Laura Luelmo. El sospechoso del crimen es un expresidiario que acababa de cumplir condena de 17 años de prisión por haber matado a una mujer que iba a testificar en su contra en un juicio. Así que apelando a una reincidencia (y sin hablar con especialistas en criminología que nos indiquen cuales son las tasas de reincidencia) se ha calentado el debate en relación a la prisión permanente renovable y cualquier día sobre la pena de muerte. Muchos se preguntan. ¿Que se puede hacer con este tipo de personas?

Es normal que se haga uno esa pregunta pues es una pregunta que nos llevamos haciendo miles de años, probablemente tanto tiempo como somos seres humanos y vivimos en comunidad. Las respuestas a la misma han variado durante ese tiempo y resolver la cuestión no es fácil

Son más de 20 años ejerciendo de abogado y llevando muchos temas penales. Creo que una de las cosas que más sorprende a quienes no trabajan en esto es cuando hablo bien de personas que están presas. La mayoría de los presos con los que he hablado se han mostrado correctos y educados, tienen preocupaciones como cualquier otro y sorprende pues de alguna manera la gente tiene la necesidad de pensar que quien está preso, que el delincuente, es diferente. Una aproximación al código penal les indicaría lo que aprendí en las oposiciones al estudiar criminología. Que todos somos potenciales delincuentes. Que es fácil que cualquiera de nosotros cometa un delito. 

Se pueden contar con los dedos de una mano las veces que he sentido miedo hablando con uno de ellos, bien sea un cliente, un detenido o un preso. Y no me refiero a tener miedo por mi integridad física sino una extraña sensación de al mirar directamente a sus ojos sentir que enfrente tuyo hay algo frío y oscuro y que te pone inmediatamente en guardia y a la defensiva. Como si reconocieras a un depredador. Es una sensación extraña, atávica, algo que conecta con aquellos conocimientos pretéritos que almacenas, algo salvaje. Es como si te toparas con alguien que no es un humano.

Y es cierto que te haces esa pregunta, como cuando lees jurisprudencia penal y te adentras en determinados hechos probados y piensas qué persona puede ser capaz de tal salvajismo y brutalidad. Y es que como digo hay algunos seres humanos para los cuales la vida ajena no tiene ningún valor. Y eso no es una cuestión de machismo ni de otros ismos. Es algo distinto. Son personas que son incapaces de sentir empatía, que son capaces de hacer lo que el resto probablemente solo haríamos en circunstancias extremas o por salvar nuestra propia vida. Pero son pocos. 

Y una sociedad se define por como responde ante sus conductas. No seamos como ellos. Tengamos presente que hay cosas que sí que tienen valor, como los principios jurídicos, los derechos humanos, la humanidad. No los sacrifiquemos por deshacernos de ellos.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

MIEDO

Tengo la sensación de que nos encaminamos a una sociedad donde el miedo está cada vez más presente. Hace tiempo que le abrimos las puertas a ello en el plano jurídico con el derecho penal del enemigo donde determinadas cuestiones que hasta ese momento eran básicas y claras se difuminan en aras o con la excusa de combatir a quienes entendemos que ponen en peligro nuestro sistema occidental y nuestra sensación de seguridad. Por el camino, acogemos interpretaciones restrictivas de derechos fundamentales que afectan a todos (no solo a esos "enemigos") y determinados discursos que estaban en retroceso crecen y se exponen más abiertamente con la tranquilidad de que no se va a recibir un reproche al respecto sino todo lo contrario.

Como digo fuera del ámbito jurídico se habla mucho sobre el miedo. Sobre todo después de crímenes mediáticos como el de Laura Luelmo. El miedo es libre y a la vez peligroso. La sensación de miedo es respetable pero a la vez no reflexionamos adecuadamente lo que supone el miedo para una persona y para una sociedad. Es una esclavitud, una cárcel, unas cadenas. 

En el ámbito jurídico el miedo es agitado para reclamar medidas punitivas más severas (prisión permamente revisable), para atacar la presunción de inocencia, para permitir que se conozcan nuestro intimidad, para dinamitar elementos jurídicos que han costado muchos esfuerzos incorporar y normalizar en nuestras sociedades y cuya afectación afecta a derechos fundamentales.

Si el miedo es respetable, permitaseme decir que también ha de ser respetado el miedo de los juristas a lo que estas reacciones, peticiones y opiniones suponen en el ámbito del ejercicio de los derechos.



Pero voy a decir algo más que no tiene que ver con lo anterior. O sí. Cada vez me incomoda (voy a utilizar este verbo en vez de otros) más el miedo burgués del privilegiado. 

Miedo es lo que se debe sentir subido a una patera sin saber nadar mientras cruzas el estrecho con un fuerte oleaje

Miedo es lo que se debe sentir cuando tu ciudad es bombardeada en una cruenta guerra civil y salir a la calle puede convertirte en el siguiente muerto de un francotirador.

Miedo es lo que se debe sentir cuando no sabes si vas a tener dinero para pagar el alquiler o la hipoteca, cuando no sabes si te van a desahuciar o si tus hijos van a tener comida en el plato.

Miedo son muchas cosas, pero unas con más razón que otras.

lunes, 10 de diciembre de 2018

LA HORA DE LOS JURISTAS

¿Qué es el derecho? Si le haces esta pregunta a un jurista verás como le pones en apuro y que si la haces a diferentes tendrás respuestas distintas. Pero aún así, en todas ellas apreciaras unos elementos comunes. Así, el derecho regula y ordena, establece unas normas para todos para poder resolver y evitar los conflictos que se produzcan. De este modo, resolveremos de la misma manera las controversias y las personas sabrán como se resuelven, qué está dentro del ordenamiento y que no. Así que uno de esos elementos es el orden, el ordenamiento normativo.

Otra cosa en que estarán de acuerdo es que las normas han de ser precisas, de calidad, que sean entendibles y que resuelvan los conflictos sin que dejen aspectos de importancia sin regular.

Muchos de esos juristas estarán de acuerdo en que actualmente hay un exceso de normas que dificultan su conocimiento y que la calidad legislativa ha ido en peor. ¿A qué se debe esto? Podemos debatir mucho al respecto, pero en mi opinión tiene mucho que ver con males que actualmente aquejan a la política, pues son los partidos políticos los que detentan el poder ejecutivo y el legislativo que es de donde emanan las leyes, reglamentos y resto de normas. En la tramitación de las leyes y normas intervienen asesores y técnicos pero últimamente se aprecia que se realizan reformas sin la necesaria reflexión y pausa, sin que se oiga a los técnicos y especialistas de la materia porque se impone un criterio político de satisfacer la necesidad electoral y la convulsión social (vean el caso de la Manada) y como no puede ser de otro modo en estos tiempos que corren, que se haga cuanto antes y de una manera efectista sin pensar en si la norma es eficaz o eficiente.

Vivimos tiempos convulsos en política donde a esos partidos les importa más una decisión de maquillaje y postureo que les deje bien a ojos de un electorado para quien es más importante una necesidad dictada por lobbys de influencers que no una solución real al problema. Si nos hayamos sometidos al iimperio de la moda política, la cuestión se agrava al irrumpir una política de la "fake news" cuyo máximo exponente es el Trumpismo y las injerencias de terceros países y cuyos efectos vemos actualmente en nuestro país, Francia, etc.

Si la política y los actores legislativos se dejan caer por la realización de normas absurdas (la reciente ley de protección de animales de la Rioja regula los paseos que se deben dar a los animales domésticos), malas técnicamente solo para satisfacer al electorado feminista (propuesta de reforma del artículo 49 de la constitución), peligrosas dotando a la Administración de competencias sancionadoras de la opinión divergente, etc; y todo ello a espaldas, cuando no teniendo en contra a los técnicos y especialistas de la materia, solo puede conducir a generar un escenario donde se amplíen y multipliquen esos males políticos, en lo cuales por satisfacer el postureo electoral, nos dotamos como sociedad de normas que no van a garantizar la función esencial y originaria del Derecho sino que van a generar más problemas que soluciones, cuando no afección a derechos fundamentales.

Mientras tanto hay quien ríe estas gracias buscando el aplauso fácil (o el futuro cargo, por qué no) o toma decisiones sin la debida reflexión. Así me preocupa especialmente que en un momento en que con la excusa de perseguir el discurso del odio se atente cada vez más con la libertad de expresión, que el propio Consejo General de la Abogacía Española dedique el tema de un congreso sobre derechos humanos a ello. 

Creo que es el momento de que los juristas hagan una labor didáctica y explicativa de la importancia no ya del Derecho sino de la necesidad e importancia de un ordenamiento jurídico en el que no quepan estos excesos que son pura fachada, del peligro de manifestaciones públicas como decir que en la Constitución no se garantiza la igualdad o de reformas o excesos normativos cuya mala técnica insisto solo genera más problemas que soluciones.

El problema de fondo es que va a calar que el ordenamiento jurídico más que una garantía de paz social y de orden se va a convertir en una herramienta de la "fake politica" de problemas artificiales e intracedentes, variable según la veleidad de la opinión pública convenientemente alimentada y exaltada por las redes sociales y medios de comunicación que sirven de altavoz de esas "fake opiniones". De una política desustanciada, "palabro" que decimos por aquí.

Y esto es algo que solo lo podemos hacer nosotros. Nos jugamos mucho. No se, si me he explicado.

martes, 4 de diciembre de 2018

LINCHAMIENTOS POR FAKE NEWS

Lean esta escalofriante noticia que les resumo: dos personas inocentes fueron quemadas vivas en un pueblo de mexico tras difundirse por whatsapp que eran unos secuestradores de niños para tráfico de órganos y su asesinato fue emitido en directo mediante Facebook.

El uso responsable de las redes sociales como formadoras de opinión pasa necesariamente, entre otras cosas, por conocer la existencia de las fake news, por conocer herramientas que nos permitan contrastar rápidamente si nos encontramos ante un bulo (existen herramientas con las que podemos por ejemplo comprobar si una foto es manipulada y cual ha sido la foto de origen) y es importante también identificar cadenas, hoax y tener claro de qué personas nos podemos fiar como emisores de información y de quien no, aunque eso no evita que cualquier persona en una determinada ocasión pueda difundir por error una fake new.

Pero si bien resulta inquietante su utilización para generar opiniones políticas e incluso influir en la emisión del voto, no podemos perder de vista como pueden influir en el desarrollo de un procedimiento judicial. Las redes sociales, la interacción y el compartir en las mismas, tienen un importante elemento emocional que en determinados juicios mediáticos o que han impactado especialmente en la sociedad, generan reacciones en .masa descontroladas. Creo que no es necesario que ponga ejemplos.



Incluso resoluciones judiciales como ha ocurrido con el caso de "la manada" han derivado en manifestaciones y expresiones públicas de masa de repulsa de las mismas, sin que argumentos más o menos acertados dirigidos a explicar las mismas desde la perspectiva del Derecho hayan tenido éxito. Se impone nuevamente la respuesta emocional y visceral muchas veces desde sesgos propios.

Si siempre hemos visto como determinadas informaciones en medios de comunicación pueden llegar a afectar al principio de presunción de inocencia e incluso a un juicio justo (imaginense si un juicio de esos fuera con jurado) este riesgo se acrecienta con la potencialidad que dan las redes sociales a la hora de generar una determinada opinión o como sistema que facilita la organización o movilidad de la masa.

Sería hora de que desde el sector de los juristas se vaya reflexionando sobre como afrontar estas influencias y reacciones en redes sociales para preservar la presunción de inocencia y la existencia de un juicio justo que pasa porque quienes tengan que intervenir en él tengan garantizado su ejercicio con independencia no sometido a presiones.