miércoles, 19 de diciembre de 2018

MIEDO

Tengo la sensación de que nos encaminamos a una sociedad donde el miedo está cada vez más presente. Hace tiempo que le abrimos las puertas a ello en el plano jurídico con el derecho penal del enemigo donde determinadas cuestiones que hasta ese momento eran básicas y claras se difuminan en aras o con la excusa de combatir a quienes entendemos que ponen en peligro nuestro sistema occidental y nuestra sensación de seguridad. Por el camino, acogemos interpretaciones restrictivas de derechos fundamentales que afectan a todos (no solo a esos "enemigos") y determinados discursos que estaban en retroceso crecen y se exponen más abiertamente con la tranquilidad de que no se va a recibir un reproche al respecto sino todo lo contrario.

Como digo fuera del ámbito jurídico se habla mucho sobre el miedo. Sobre todo después de crímenes mediáticos como el de Laura Luelmo. El miedo es libre y a la vez peligroso. La sensación de miedo es respetable pero a la vez no reflexionamos adecuadamente lo que supone el miedo para una persona y para una sociedad. Es una esclavitud, una cárcel, unas cadenas. 

En el ámbito jurídico el miedo es agitado para reclamar medidas punitivas más severas (prisión permamente revisable), para atacar la presunción de inocencia, para permitir que se conozcan nuestro intimidad, para dinamitar elementos jurídicos que han costado muchos esfuerzos incorporar y normalizar en nuestras sociedades y cuya afectación afecta a derechos fundamentales.

Si el miedo es respetable, permitaseme decir que también ha de ser respetado el miedo de los juristas a lo que estas reacciones, peticiones y opiniones suponen en el ámbito del ejercicio de los derechos.



Pero voy a decir algo más que no tiene que ver con lo anterior. O sí. Cada vez me incomoda (voy a utilizar este verbo en vez de otros) más el miedo burgués del privilegiado. 

Miedo es lo que se debe sentir subido a una patera sin saber nadar mientras cruzas el estrecho con un fuerte oleaje

Miedo es lo que se debe sentir cuando tu ciudad es bombardeada en una cruenta guerra civil y salir a la calle puede convertirte en el siguiente muerto de un francotirador.

Miedo es lo que se debe sentir cuando no sabes si vas a tener dinero para pagar el alquiler o la hipoteca, cuando no sabes si te van a desahuciar o si tus hijos van a tener comida en el plato.

Miedo son muchas cosas, pero unas con más razón que otras.

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