Nuevamente escribiendo sobre lo mismo. Hay otras entradas en este blog sobre cuestiones relacionadas con el turno de oficio y sobre los planteamientos de Gallardón. Gallardón es el peor ministro de Justicia conocido por mi, no porque sea un ignorante; lo grave de este ministro es que detrás de de sus reformas hay un peligroso trasfondo ideológico que busca crear un sistema que satisfaga intereses vulnerando el principio de igualdad ante la ley. Dicho de otro modo: diferentes justicias según las posibilidades de cada cual.
Cuando implantó un sistema de tasas, proteccionista de los intereses de los más poderosos a costa de limitar el acceso de los menos desincentivando el mismo por los costes inherentes a dichas tasas, las defendió diciendo que las mismas sufragarían el sistema de justicia gratuita. Actualmente está en trámite la reforma de la ley de justicia gratuita que si bien eleva los ingresos mínimos para poder obtener la misma y por tanto ampliaría los usuarios, por otro lado limita en la práctica su acceso para los más desfavorecidos incrementando los trámites para el reconocimiento en cada instancia, mientras que sin sentido alguno otorga en algunos supuestos el beneficio de justicia gratuita independientemente de los ingresos. Todo esto lo realiza cargando sobre los abogados y procuradores la prestación del servicio. Dicho claramente: habrá personas que teniendo notables y privilegiados ingresos económicos tendrán derecho a justicia gratuita, mientras que los abogados y procuradores percibirán unas indemnizaciones misérrimas. Esto viene a ser como si le invito a comer, amable lector, pero realmente la comida la paga el cocinero del restaurante. Así invita cualquiera, ¿verdad?
Me dirán que soy un exagerado. Pues no. Hoy me he enterado que Gallardón plantea una rebaja de las indemnizaciones del 46% que se dice pronto. Si partimos de que las actuales son indignas, y de que muchas tareas del letrado y procurador del turno no se pagan, esto es el despiporre.
Yo les explico. Hay Comunidades Autónomas, muchas, que tienen transferida la competencia de justicia y que asumen el pago de estas indemnizaciones a los profesionales. Cada Comunidad Autónoma tiene unas retribuciones diferentes, por tanto. La intención de Gallardón es que, aprovechando la situación de crisis, esta competencia vuelva al ámbito estatal y sea el ministerio el que realice esta gestión del turno, para lo cual, igualaría las retribuciones. De ahí sus cantos de sirena.
Detrás de esto, no deja de estar el ansia de Gallardón de contar con una abogacía débil y precaria. Es algo propio de las mentalidades absolutistas. Los abogados tenemos un papel poco reconocido en la sociedad, pero sí conocido por los totalitarios. Los abogados defendemos libertades frente a quien sea. Somos la voz de los que no tienen voz. La abogacía ha sido la voz en los juzgados nacionales e internacionales de denuncia de las situaciones de abuso, como las ejecuciones hipotecarias. Somos la voz que ha de ser efectiva contra los recortes, cuando las mareas se den cuenta que hay que extender la lucha ante los juzgados. Y muchas de esas voces, lo son a través del turno de oficio. Es la voz que lucha contra las injusticias y por tanto contra muchas leyes gubernamentales.
En vez de tomar esas denuncias para mejorar la normativa, lo que quiere Gallardón es una abogacía inane, enfermiza, debilitada, desmotivada. Y para ello qué mejor que estrangularnos económicamente: de ahi los efectos de las tasas y el ataque directo que supone una vergonzante reducción de las indemnizaciones por el turno de oficio.
Es, una más, otra declaración de guerra del ministro. Y ya es hora de responder contundentemente.
Y una cosa Sr. Ministro. Usted no conoce la abogacía de trinchera. Esta abogacía no es la que se beneficia de privilegios por su relación con el poder, como el vergonzante indulto que concedió al kamikaze. Es la abogacía curtida, la elite de la lucha por las causas justas. La va a conocer, porque la va a tener enfrente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario