jueves, 31 de enero de 2019

LIBERTAD DE EXPRESION Y REDES SOCIALES. THE WALKING DEAD TWITTER

Conforme a la Jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la libertad de expresión constituye uno de los fundamentos de una sociedad democrática y una de las condiciones fundamentales para su progreso y para la realización personal de los individuos.

En nuestro ordenamiento jurídico la libertad de expresión se recoge en el artículo 20 de la Constitución "derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción", estableciendose como únicos límites el respeto a los derechos fundamentales y especialmente el derecho al honor, la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia. En el Convenio Europeo de Derechos Humanos se recoge en similares términos en su artículo 10, es decir que las restricciones al mismo vendrán recogidas por la ley, serán en todo caso medidas necesarias para proteger derechos y libertades ajenos.

¿Pero qué ocurre cuando son los particulares los que se arrogan la atribución de quien puede expresar ideas o realizan hechos tendentes a coartar la libertad de expresión? Pues no tienen más que asomarse a la red social twitter para ver este tipo de prácticas.

Es el Estado, mediante su ejercicio de poder público (y no un particular) cumpliendo con lo establecido en una norma (ley) y siempre y cuando sea una medida necesaria para garantizar el ejercicio de derechos y libertades, el que podrá adoptar medidas que sean limitatativas del ejercicio de la libertad de expresión.

Sin embargo cuando se dan estas prácticas de particulares en redes sociales van dirigidas precisamente a limitar el ejercicio de ese derecho porque son manifestaciones que no les gustan o les perturban. Este tipo de comportamientos son reiterados e impunes sin que las plataformas que prestan los servicios de redes sociales tengan mecanismos efectivos contra dichas conductas que se dirigen esencialmente a atacar al discrepante.

Al respecto el TEDH ha dicho reiteradamente en sus sentencias que la libertad de expresión se aplica no sólo a la "información" o a las "ideas" favorablemente recibidas o consideradas inofensivas o indiferentes, sino también a las que ofenden, conmocionan o perturban. Tales son las exigencias del pluralismo, la tolerancia y la amplitud de miras sin las que no existe una “sociedad democrática”. 

MI EXPERIENCIA

Hoy he criticado con algo de mordacidad (no mucha) a un ex letrado del Tribunal Constitucional y profesor de Derecho Constitucional como ha justificado el que se destapara el anonimato (doxing como ya escribí en esta otra entrada) de un fiscal que tuvo un rifirrafe con un senador al que llamó tontopolla. La aspereza de mi crítica era por la incoherencia de quien ha ejercido como letrado del constitucional al respaldar y justificar una conducta que atenta contra el derecho a la intimidad, cual es destapar la persona que hay tras el perfil anónimo y justificar esta conducta.

Esto es muy habitual últimamente sobre todo en sectores afines al independentismo, señalar a sus acólitos la persona crítica para que una caterva descerebrada ataque al incauto que se atreve a discrepar. Esta técnica tiene una variante últimamente, la indicada de desanonimizar a quien se quiere atacar para ser expuesto a la masa y que se sienta vulnerable e indefenso.

La intención no es otra que desalentar la crítica, señalar al discrepante, azuzar a la jauría contra el mismo para que desista de persistir en la crítica. Es lo que se llama coaccionar. Practicas asociadas a matones mafiosos y filofascistas.

CONCLUSIONES

Es indudable que un experto en constitucional sabe y conoce lo que he expuesto al principio de esta entrada. Es indudable también que practicar acciones tendentes a coartar la libertad de expresión del discrepante son impropios de un estado democrático y de quien tiene un talante democrático. También que el aplaudir y colaborar en desanonimizar afecta al derecho a la intimidad.

Sobre el comportamiento en masa se ha escrito mucho, es un comportamiento cobarde y como digo cuando explico a una victima de acoso su situación, lo fácil es ponerse del lado del acosador. Así me ha sucedido hoy donde he recibido numerosos insultos pero no solo eso, también quienes decían que me merecía ser insultado por la masa. Sólo por discrepar.

Las redes sociales, como escribía el otro día, son positivas lo negativo son algunas personas que lo usan, pero si las redes son un reflejo del comportamiento humano, resulta preocupante que la masa se sienta libre para acosar y coartar la libertad de expresión, algo que como he indicado al principio, la capacidad de poner límites a la misma, está circunscrita al poder público (como representante de todos) y sujeto a límites normativos.

Es preocupante también que con lo que ha costado construir un sistema de libertades, las mismas sean sacrificadas con tanta facilidad por el discurso de un bien superior y que siendo el Estado quien debe ser garante de los derechos, delegue esta labor en entidades supranacionales (plataformas de redes sociales) que se muestran ineficientes ante estos comportamientos.

Quizás deberíamos afinar más la respuesta democrática ante estos comportamientos que para mi a todas luces deben ser perseguidos penalmente, castigando a los instigadores y azuzadores de linchamientos por sus pretensiones coactivas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario