miércoles, 30 de mayo de 2012

EL NECESARIO RESPETO A LOS ABOGADOS DEL TURNO DE OFICIO

El respeto a los letrados del turno de oficio ha de iniciarse necesariamente por los propios abogados.


Estoy de guardia del turno de oficio. En la ciudad de Zaragoza, esto implica una disponibilidad mínima entre las 14:00 horas del día que empiezas hasta las 14:00 del día siguiente. No necesariamente acaba ahí la guardia, pues pasadas esas 24 horas habrá que atender todo aquello que quede pendiente, como fundamentalmente puestas de detenidos a disposición judicial.


Así como estas puestas a disposición judicial no tienen un horario predeterminado, dependiendo de la voluntad de la policía, la disponibilidad de los intervinientes (jueces), horarios de conduccción (desplazamiento de detenidos) y otras circunstancias, siempre con los límites máximos de privación de libertad legalmente determinados; a diferencia de las mismas, durante la guardia sí que nos podemos encontrar con señalamientos, como citaciones de juicios rápidos para estar a una determinada hora en el juzgado.


Las guardias dependen en su día a día, de las necesidades concretas que se presentan, con desplazamientos a diversos centros de detención cuando somos requeridos, incluyendo fuera del término municipal, o por ser requeridos para otros actos por juzgados o juzgado de guardia. la casuística es variada y el desarrollo de los mismos caótico. Le añadimos ahora un incremento de la distancia de los desplazamientos al haber trasladado actuaciones a las inmediaciones de la Expo (comisaría Actur), malas comunicaciones entre comisarias o juzgados, etc.. En ocasiones, el abogado del turno va literalmente de culo.


Por eso me enfada sobremanera, que sean otros abogados, los que no tengan en consideracion estas cuestiones, y con su comportamiento egoista, incrementen la penosidad de la guardia. Esta mañana, mientras estaba en el juzgado de guardia no dando abasto a las asistencia que tenia que hacer, tras intentar evitar un injusto internamiento en CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) y salir enfadado con la jueza (afortunadamente todavía no he perdido mi capacidad de enfadarme ante lo que entiendo injusto) me topo con que habia una abogada conversando con el citado para juicio rápido y al cual debía asistir.


La misma, no tenia en consideración alguna mi presencia, así que me he acercado, momento en el cual, el citado, con innecesarias excusas, me explicaba que había avisado a un despacho de su confianza para que le asistiera, a lo cual tiene legítimo derecho. Sin embargo, sí que he reprochado a la abogada que no hubiera tenido la decencia de, atendiendo a ese esfuerzo que hacemos cuando estamos de guardia, no avisar con antelación, cosa sumamente fácil, pidiendo al colegio de abogados el número del teléfono del jefe de guardia, avisando a éste para que evitara en su caso un desplazamiento innecesario o reajustara la distribución de los avisos.


Ante mi reproche, la "defensa" de la abogada, era no saber que se dieran avisos a los letrados de guardia respecto a la existencia de los juicios rápidos. Me he quedado totalmente estupefacto ante lo burdo de su excusa, si bien no la he creido en absoluto; y como mi educación es mayor que la suya, he preferido no decirle que como mintiera así de mal, poco futuro tenía en la profesión. Si hay algo que me enfada sobremanera es quien no tiene los arrestos suficientes para dar la cara ante un error y en vez de ello se excusa con mayor o menor habilidad (nula en este caso).


Los efectos no se han hecho esperar. La guinda la ha puesto el asistido, cuando me ha pedido que finalizara mi queja, dado que según él "su tiempo era muy valioso", a lo cual, naturalmente, le he contestado que el mío más. Como se ve, la falta de educación es contagiosa.


Creo que la anecdota es suficientemente ilustrativa. Hay casos más graves, como abogados que "delegan" asistencias incomodas (fin de semana, puentes, etc.) en los abogados del turno para posteriormente pedir la venia sin interesarse en modo alguno por el pago de dicha asistencia, así como otros comportamientos carentes no ya de ética sino de solidaridad entre profesionales. Si ni siquiera, como abogados, respetamos lo que implica, lo que supone y los sacrificios inherentes a la pertenencia al turno de oficio, difícilmente conseguiremos que administraciones y terceros lo valoren.

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