miércoles, 22 de mayo de 2013

EMPRENDIMIENTO FRIVOLO

Ya no solo se trata de que deliberadamente se dejen de usar determinadas palabras como autónomo, o por que no, empresario, y sean sustituidos por conceptos ridículos como el de emprendedor y sus estúpidos derivados como emprendimiento; lo peor es que existe un discurso, que emana esencialmente de personas que nunca han montado una empresa, un negocio o se han hecho autónomos, dirigido a animar a la gente a que recorra el citado camino, como si fuera el que lleva al mago de Oz, todos cogidos de la mano y cantando alegremente; obviando la realidad que supone en este país apostar por montar un negocio o ejercer una profesión, la falta de ayudas y la gran capacidad colaborativa, administración incluida, para ponerte todo tipo de obstáculos.

Concurre el agravante de encontrarnos en una crisis de sistema, con intolerables cifras de paro, con gente condenada a la miseria (sube a un millon el numero de parados que hace tres años que no trabajan) y un elevado grado de desesperación. Y hacia esta gente que se debería proteger especialmente es a la que se dirigen los cantos de sirena de unos cantamañanas sin escrúpulos. Por eso me gustó este articulo de Risto Mejide "No busques trabajo" y el mismo me ha inspirado contaros mi propia experiencia al respecto, o como aterricé en esta bendimaldita profesión, la de abogado.

Habitante de los 80 y habiendo visto la película de Indiana Jones mi intención era estudiar la carrera de Historia y hacerme arqueólogo. Sin sombrero, que tengo la cabeza gorda. Pero provengo de familia obrera (obrera sí, ni clase media ni gilipolleces del estilo, obrera y a mucha honra) y sufrí el erróneo pragmatismo que les suele acompañar a los obreros, en este caso el de mi padre. Hijo, estudia Derecho que tiene muchas salidas. Ja.

Efectivamente la salida fue la del hombre bala. Sin red. Pedazo de crisis en los 90 y enormes dificultades para encontrar un empleo. Le añadimos que en lo de estudiar Derecho fue una de las pocas cosas en que le he hecho caso a mi padre en la vida a partir de la mayoría de edad más o menos, y como llevo en los genes, por ambas familias, que lo importante es la coherencia personal con lo que uno piensa, me hice objetor.

Nunca agradeceré lo suficiente, y de hecho espero encontrarmelo por la calle, a Felipe González (otro hombre coherente donde los haya) su firme determinación de discriminar a quienes nos declarabamos objetores y de perseguir penalmente a los que le echaban un par de huevos y se hacían insumisos. En resumen, la administración dificultaba en extremo la vida a los objetores, no sacaba suficiente número de plazas y te pegabas años en lista de espera (como parece que va a ocurrir ahora con los pacientes de la sanidad publica). Entonces te topabas con los lumbreras de los recursos humanos de las empresas, que no valoraban tu potencialidad, aptitudes o capacidades, sino simplemente si estabas exento o no del servicio militar. Luego nos extrañamos de que el país esté como esté.

Tras dejar unas oposiciones estuve unos años en el limbo laboral. Haciendo cursos de formación con los que se despilfarraba dinero europeo y unos "lumbreras" se llenaban los bolsillos; enviabas curriculums pero sabias que el no exento iba directamente a la basura y si extrañamente tenias una entrevista todo iba bien hasta la fatídica pregunta. Esta situación simplemente me reafirmó en la incapacidad manifiesta de muchos de los que me "valoraban" y que el mejor potencial era yo mismo, así que decidi la aventura de no buscar un trabajo sino ejercer una profesión. Tuve la suerte de que un especialmente despistado abogado obviara la fatídica pregunta en la entrevista para coger un pasante.

Varios años de pasante, sin cobrar un duro, aguantando, mientras no perdía la mas minima oportunidad de aprender ayudado por una caótica gestión del despacho que me condujo a adquirir una gran cantidad de conocimientos y tener el culo más pelado que el de un babuino. Llegue a la situación en que podía, y así es, afrontar cualquier tipo de caso que se pusiera en mis manos, sin temor alguno. Tenia todas las herramientas y la capacidad de obtener o suplir las que no tuviera.

A partir de ahí a volar. A volar sin contactos, a volar sin familiares que ejercieran la profesión, a volar sin un respaldo económico, salvo el fundamental apoyo de mi familia. A volar con sólidos conocimientos, con muchas cosas más por aprender y lo fundamental, con el total convencimiento de que mi persona era el mayor de mis activos, y que nadie me iba a infravalorar en ninguna otra ocasión en una entrevista. 

Ni siquiera empecé con las famosas tres P de los inicios del abogado: putas, pobres y parientes. Clientes pobres muchos. Con las putas también tuve algún que otro contacto (profesional, que nos conocemos). Parientes, ninguno. Nunca supieron diferenciar y ver la seriedad de mi ejercicio profesional, hasta pasados muchos años, y aun así.

En los años siguientes hasta estabilizarme y crear mi propio despacho fueron contadas las personas que creyeron en mi, aparte de mis clientes, y a los mismos les tengo un profundo agradecimiento y cuentan con mi inquebrantable lealtad. Con mucho esfuerzo y dedicación, formandome en aspectos colaterales como un postgrado de consultoría de empresa, siempre entendiendo la profesión como una empresa, incorporando conceptos extraños en esos años a la abogacía, como marketing, gestión empresarial y sobre todo creyendo en la necesidad de la formación continua ejerzo una profesión a la que le puedo poner mi impronta personal. Como dice el artículo de Risto Mejide.

Esa es la razón por la que me ha gustado el articulo. Por que yo pasé por algo parecido. Y no te digo que emprendas, con esa frivolidad que denuncio, pero sí que no te dejes hundir por la situación actual, por las alimañas que hay en algunos cargos de responsabilidad; que el hecho de que no pases un proceso de selección o no te llamen, no te rebaje la autoestima; que seas el mayor critico de ti mismo, que te evalúes, que mejores tus puntos débiles, que potencies tus puntos fuertes. Que te sepas vender. Que seas un superviviente, que tires siempre hacia delante. Y que seas tu propia empresa en cualquier aspecto de tu vida. Y que por muy mal que lo estés pasando, eres mucho mejor que esa caterva de inutiles que nos mangonean

Y esto que estoy explicando, es algo muy distinto del "emprendimiento". Pero nadie te lo va a enseñar

8 comentarios:

  1. Me ha parecido interesantísima tu entrada. Yo estoy abriendo distintos frentes para salir adelante, a ver qué tal.

    El tema de la discriminación a los objetores de conciencia no tenía ni idea.

    @sefarad83

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si la eleccion es meditada, razonada, se hace un plan de negocio, etc, bien. Si la opción de montar un negocio deriva de la ausencia de un empleo y la necesidad de ingresos, suele ser un fracaso. Esto no se enseña. Montar un negocio es una buena opción siempre y cuando se haga bien. Tenlo en cuenta

      Eliminar
  2. Tomo nota. De todos modos, lo que vamos a invertir es bastante poco. Va ser más cuestión de movernos que de otra cosa.

    ResponderEliminar
  3. Tu padre tenia razón, en el fondo lo importante es formarse y luego se gana uno la vida en cualquier campo, y con tu mentalidad nunca tendrás problemas en ganarte la vida y sentirte realizado, incluso con putas...jajajaja
    ¡Una entrada cojonuda!
    Iré a leer el articulo del Risto, a pesar de que nunca me ha caído bien, si tu lo recomiendas... :))
    Salud y abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi mentalidad ayuda en esta jungla, pero a veces uno se encuentra desbordado. Se necesitan apoyos

      Eliminar
  4. Estoy esperando mi última nota, que seguro que es buena, para terminar la licenciatura UNED; tengo muchas dudas sobre si promocionar en mi trabajo o intentar ejercer la abogacía a tiempo parcial, que es lo que realmente me gusta y, joder, después de leer tu entrada me siento supermotivado para intentar esto ultimo, gracias por compartir la realidad....mucha suerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te haya servido. Pero debo decirte que considero muy difícil el ejercicio de la abogacía a tiempo parcial. A otro tiempo que no sea completo. Aunque hay casos de funcionarios, profesores, etc.

      Eliminar