Como en otros artículos que he
escrito la aproximación a este tema la realizo desde una perspectiva subjetiva,
sustentada en mi apreciación personal y las sensibilidades que detecto en otros
compañeros. Además hay que tener en cuenta que si bien hay elementos comunes en
la estructura colegial hay también importantes diferencias de un Colegio a
otro. Esto me obliga a ser muy cauto en las apreciaciones que recojo a
continuación.
Creo que una gran parte por no
decir toda, de la actitud de rechazo a los Colegios por muchos colegiados, se
debe fundamentalmente a:
- · Sentir que no se representan sus intereses
- · Que no hay una correlación entre el pago de las cuotas y los servicios prestados y recibidos
- · Que no son informados de muchas acciones que realizan los Colegios y que además no redundan en su beneficio sino en el de “otros”.
¿A qué se debe esa percepción? A una
mala comunicación; no hay una escucha activa a los colegiados; no hay empatía
con los mismos; no se tienden puentes de interactuación e integración de los
colegiados; y son instituciones resistentes al cambio. En definitiva se han
convertido en unas superestructuras alejadas del objetivo de las mismas y sobre
todo de sus colegiados. Este alejamiento de los colegiados genera que desde la
desvinculación el colegiado sienta que paga unas cuotas a cambio de no recibir
prestaciones o que consideren prescindibles a los Colegios.
Hoy más que nunca los colegios
han de cambiar. La primera razón es el señalado desapego y desafección de sus
colegiados, tienen que escuchar sus demandas y adaptarse a ellas. El segundo
pasaría por una reflexión crítica sobre si están cumpliendo los objetivos que
les fija la ley: ¿están velando por los intereses de los consumidores? ¿ordenan
la actividad profesional siendo efectivos contra las malas prácticas que todos
conocemos? Lo siento, pero la honradez obliga a ser conscientes de que la
respuesta es NO.
Más allá de esos cometidos,
podemos ver que la esencial actuación de los mismos es la gestión del turno de
oficio, encomendada por la ley. En lo que respecta a mi colegio, Zaragoza, para
2014 el turno y otros servicios subvencionados suponen el 60,16% del
presupuesto. ¿Dedica el REICAZ tal porcentaje de recursos materiales y humanos?
No, en mi estimación aproximada y generosa al alza sería el 23,33%. El
desajuste es claro.
Los Colegios deberían auditar
internamente qué cantidad de recursos destinan a los diferentes cometidos. Veríamos
que muchos no se compadecen con los intereses de los colegiados. No hay una
correlación entre lo que los colegiados demandan y quieren ver a cambio de sus
cuotas y a lo que se dedica su estructura y recursos materiales y humanos. Y si
la hay, no se le está comunicando al colegiado, no sé qué es peor.
Ahora, se plantea un escenario
desde la ley de Servicios Profesionales que obliga al cambio. Sin entrar en
consideraciones sobre Colegios SI o NO (aunque pueda sorprender yo SI soy
partidario de ellos) nos encontraremos una reconversión a la fuerza si se
reducen y se fijan por el gobierno las cuotas de incorporación y las cuotas
mensuales de los colegiados, o si se les pone un límite máximo.
No nos autoengañemos. Han tenido
años para ajustar las cuotas de ingreso a la ley y no lo han hecho, porque no
han querido afrontar esta realidad y ajustar recursos. Las superestructuras no
son eficientes, generan un sin número de acciones que no son eficaces y que no
obedecen a sus verdaderos objetivos y no se corresponden con las necesidades de
los colegiados. Ese es el gran reto de los Colegios profesionales. Si hubieran
hecho dicho examen con la debida antelación, pensando en los intereses de los
colegiados, no tendrían el problema que van a tener ahora de ajustar a la
fuerza su estructura a otro nivel de ingresos; ni tendrían el desapego de
muchos de sus colegiados.
¿Son conscientes los Decanos y
Juntas de los Colegios de esta cuestión? En mi opinión mayoritariamente NO.
Mis propuestas pasan por: estudio
de necesidades del colectivo; atención a las funciones encomendadas legalmente;
con todo lo anterior definir competencias, funciones y acciones; auditoría de
recursos dirigida a atender todo lo anterior con los medios y recursos
adecuados, dejar de realizar funciones no necesarias; reducir la estructura de
los mismos; obtener ingresos indirectos y por otras vías no explotadas; y en
definitiva aplicar criterios de gestión empresarial: planificación, eficacia,
eficiencia, etc.; acostumbrarse a trabajar por objetivos y definir esos
objetivos de manera conjunta y con la participación de los colegiados.
Todo un reto.
Pues mi experiencia me dice que el colegiado no participa por:
ResponderEliminar- "tu has ganado las elecciones, tu sabrás"; o,
- "ya pago mi cuota, ahora piensa tu"; o,
- "si no sabes, vete".
O una combinación de todas o algunas de ellas, que, resumidas, giran en torno a la pasividad colegial.
Al final, creyendo que ibas a poder cambiar algo, es tan lento todo, que el cambio se hace imperceptible.
Saludos,
Javier Segura
Jajaj sí, puede que tambié. La verdad es que hay mucho quejica que es incapaz de mover el culo o hacer propuestas constructivas.
EliminarYo quería reflejar la necesidad de la bidireccionalidad y hacer participar a los colegiados.
Gracias por tu comentario
Algunas Juntas de Gobierno, aunque no debiera generalizar, administran el Colegio como si de su cortijo particular se tratara, otras lo utilizan como escaparate personal y otras sacian sus ansias políticas buscando el nombramiento de Decano como sucedáneo a sus aspiración pseudopolíticas...y sobre todo, convirtiendo el Colegio en un coto endogámico...
ResponderEliminarEsa gente se aprovecha de la pasividad y falta de organización de muchos
EliminarGracias por el comentario