sábado, 8 de febrero de 2014

LA VERDAD Y LA JUSTICIA

Hoy, estando candente en tuiter la cuestión de la declaración de la infanta, leia tuits similares a este


    1. La "verdad" (por definición) no necesita planificarse. ¿Por qué la defensa ha necesitado días para preparar el interrogatorio de la Infanta?


en los cuales se relacionaba la verdad con la Justicia. De alguna manera el hecho de que la infanta Cristina haya necesitado muchas horas de preparación de una declaración como imputada se asimilaba a que la misma no iba a decir la verdad en su declaración.

Casualmente ayer tuvo cierto "éxito" en mi TL este tuit mio, por la ironía que contenía sobre un comentario de una alumna del practicum de la carrera, en el Despacho
    1. La chica del practicum acaba de decir que lo que mas le va a gustar como abogada es decir la verdad. Algo estoy haciendo mal

Sobre los muchos temas a escribir estos días, la verdad es que el destino (no existen las coincidencias) me hacen elegir este tema.

Más allá de las cuestiones de índole penal, es decir, que un imputado no tiene por qué decir la verdad en su declaración, lo cierto es que la verdad es algo que casa mal con la Administración de Justicia pero que a su vez va indisolublemente unida a la Justicia (con mayúsculas) al igual que la mentira y el comportamiento desleal en general con la injusticia. Algo avanzaba en mi otro blog al hablar de la prueba P300 o de como se podría revolucionar un proceso judicial si en el mismo tuvieramos garantizado que las partes dicen la verdad, o dicho de otro modo, que pudieramos detectar sin margen de error la mentira.

Lo cierto es como digo, que no necesariamente tenemos la verdad en el curso de un proceso. Y no necesariamente gana el pleito aquel que dice la verdad. Y muchas veces no tenemos la verdad en una resolución judicial. Todos conocemos casos en los cuales se ha condenado a un inocente.

Incluso creo que es bastante extendido entre los abogados que consideremos que con la verdad no se llega muy lejos y que la mentira bien dicha y soportada tiene mejores resultados que la verdad. Y es que incluso la verdad puede ser malinterpretada y tener efectos negativos sobre quien la esgrime.

Pero también muchas veces he visto personas honradas que entienden que ponerse delante de un juez implica haciendolo esgrimiendo la verdad. Y aunque he anticipado la mayor de las catástrofes, tras intentar persuadirlos de que su posición puede ser errónea, he admirado su honestidad, y la he respetado. Y la he defendido.

Creo que esos momentos han sido cuando más orgulloso me he sentido de ser abogado.

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