Cuando pensamos en un abogado se piensa en un estereotipo de profesional con un amplio conocimiento jurídico. Así al conocimiento jurídico sobre la norma se le asocia también un conocimiento del proceso judicial es decir no sólo saber el derecho aplicable sino como ejercerlo y ponerlo de manifiesto en el proceso.
Sin embargo tan importante como esas competencias o más importante si cabe es la importancia de desarrollar una adecuada estrategia que implicará decisiones como cuando interponer una acción, cuál es el orden en que haremos determinadas acciones, si esperaremos a ver cómo se despeja una determinada incógnita para hacer otra, interrelacionando diferentes cuestiones que pueden ir aparejadas a un problema concreto. Como he dicho en otras ocasiones esto a veces choca con la urgencia del cliente que quiere una pronta respuesta o solución a su problema y es que como en tantos otros aspectos las prisas suelen ser malas consejeras.
Además, luego la,estrategia diseñada deberá ser puesta en práctica donde se tomarán decisiones tácticas que prueba se presenta, que aspectos guardamos para otro momento, cuál es la mejor línea de ataque o de defensa.
Quizás sea una de las cosas que más me gusta del ejercicio como abogado, todo ese trabajo mental de diseñar una buena estrategia, hacer su seguimiento y revisar en su caso decisiones tomadas.
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