Puede leer el artículo del blog innovanza en el que apunta varias cuestiones:
- La lógica de la oferta low cost radica en la prestación de servicios a través de internet, lo cual podría suponer reducir costes, pero paradójicamente quienes ofertan dichos servicios low cost no reducen los costes de tener una oficina física, luego el recorte de gastos no es tal.
- Todo apunta a una estrategia de marketing dirigida a vender servicios ofertando un bajo precio. Yo añado, ¿realmente se da tal bajo precio? ¿como puede comparar el cliente esa reducción de precio?
Al citado artículo le añado varias reflexiones:
- ¿Cabe para toda prestación de servicios jurídicos? Realmente si la base la tiene la no atención en persona y la reducción de costes de una oficina física, rotundamente no.
- ¿Afecta a la calidad en la prestación del servicio? Con toda seguridad, sí.
- ¿Tiene en cuenta la responsabilidad de la prestación del servicio? Parece que no. El servicio prestado afecta a importantes intereses en juego y habitualmente a derechos constitucionales y debe prestarse con enorme profesionalidad.
Sin embargo aunque se hable de ello ahora, no es nuevo. Así tenemos los ejemplos de páginas web que ofertan divorcios low cost de mutuo acuerdo. O este proyecto que me interesó por su innovación y al que dediqué esta entrada sobre contratos.
Un permicioso efecto es que está produciendo junto a la actual situación de crisis y reducción de facturación de los despachos un efecto a la baja de los precios. Si quien me lee no es abogado pensará que es positivo que los precios bajen pero no es exactamente así. Y así mismo como apuntaba en esa otra entrada genera confusión en el cliente sobre el verdadero valor del servicio prestado, pensando que el precio correcto es el low cost, sin ver el valor añadido que aportamos (eso de lo que escribió @LauraMollaGMR en su entrada sobre el lado oscuro del abogado)
Lo positivo es que los precios estén ajustados al esfuerzo, profesionalidad y trabajo desempeñado. Quien oferta precios por debajo de estos parámetros realmente no va a prestar el servicio encomendado con la necesaria calidad exigida. Pienselo cuando contrate a un abogado.
Como comentaba en esta entrada anterior, lo importante es que el precio esté ajustado, siendo naturalmente sensibles a la situación actual.
La bajada de precios es un tema muy complejo. Ciertamente una bajada de precios sin un cambio en la forma de trabajar es perjudicial y, por desgracia, es justamente lo que hace la mayoría. Sin embargo, una bajada de precios resultante de una reducción de costes y tiempo es beneficiosa tanto para el cliente como para la abogacía. Hay muchas maneras de conseguir una rebaja con mantenimiento de la calidad o incluso mejorándola: especialización, uso de las nuevas tecnologías, outsourcing de tareas con poco valor añadido, etc.
ResponderEliminarCierto Alex, los aspectos que comentas no solo ayudarían a reducir los precios, sino que constituirían por tanto un elemento competitivo. Y lo constituirán.
EliminarPara mi es clave la especialización y el uso de las TIC. Respecto al outsourcing no lo comparto por lo que explico en mi entrada anterior, creo que el cliente quiere que se le de respuesta en el propio despacho a la totalidad de sus necesidades.
Gracias por tu comentario