martes, 31 de diciembre de 2013

NO VOY A TOMAR UVAS EN NOCHEVIEJA

Retomo costumbres de otros años y me junto con amigos a pasar la nochevieja. El lugar escogido puede ser uno de los menos frecuentados y deshabitados de este país, un pueblo en las laderas del Turbon.

El azar influyo en la elección del sitio y sin duda en azar ha sido sabio. Es un sitio ESPECTACULAR con unas vistas directas al Turbon montaña siempre unida a mitos y magia. El alojamiento en una antigua casa aragonesa. La dureza y la necesidad de adaptación para garantizar la supervivencia emana de su antigua estructura.

Lo más alejado de lo que entendemos por pasar una nochevieja.

Ahora mismo escribo bajo un cielo estrellado teniendo a la vista un espantabrujas mientras huyo temporalmente de la artificial jovialidad que parece impregnar esta fecha.

No pienso tomar uvas. Asociamos a ritos y tradiciones la seguridad de un año próspero olvidando que la prosperidad depende de nuestro esfuerzo, que quien ha de solucionar nuestros problemas somos nosotros.

Necesitamos hacer balances como si fuera un cierre de cuentas cuando nuestra trayectoria no es anual, nuestros objetivos vitales tampoco.

Desconocemos que nos hace ser felices, necesitamos sumirnos en el grupo, repetir sus conductas, por eso nos fijamos unos propósitos que ni necesitamos ni vamos a cumplir.

Tenemos que ser únicos, luchar contra nuestro destino, plantar cara a nuestras incertidumbres, saber que metas necesitamos para ser felices, luchar por ello.

Por eso no voy a comer uvas

Y tu tampoco deberías

1 comentario:

  1. Como no coma las uvas mis vecinos me dan hostias hasta en el DNI...jajaja
    Cada quien se lo pasa lo mejor que puede, así que te deseo lo mismo que siempre:
    Salud

    ResponderEliminar