Vuelvo a este blog que tengo muy abandonado por dos motivos, que tienen su conexión.
El primero se debe al amigo Emilio Aparicio en el que en esta entrevista dice lo que pueden leer en la misma y que aquí les pongo en captura de pantalla
He de reconocer que me hizo mucha ilusión el tener el honor ex aequo de haber ayudado a canalizar la motivación de Emilio, uno de los mejores abogados de derecho administrativo de este país, pozo de sabudiría jurídica y paciencia, estudioso y metódico. Vamos, que no se parece en mucho a mí jjj.
A él le corresponde todo el mérito de tener un excelente blog donde vuelva su amor por esa disciplina del Derecho.
El segundo motivo es que tengo que rellenar el cuestionario de una entrevista para la misma web y en el que precisamente se me obliga a reflexionar sobre el por qué escribía que también es una manera de reflexionar sobre el por qué no escribo.
Sin efectuar la debida reflexión, son muchos años los que hace que desemboqué en el mundo blogger y creo tener clara cual es la razón o la principal de las razones tanto del citado desembarco como del actual repliegue. Que no es otra que la motivación.
Una de los ascpectos más difíciles y complicados de tener un blog es la necesaria disciplina para tener una constancia. Un blog es como ese jardín que mientras lo cuidas es bonito al a vista, gratificante para el que está en él y que disfrutas con su mera estancia y contemplación, Un jarín en el que el jardinero vuelca su manera de ser, sus gustos estéticos y su estado de ánimo.
En el momento en que dejas de cuidarlo, se marchita, se seca y poco a poco se muere. Claro que aunque lo cuides o lo riegues de vez en cuando también el jardinero se pregunta si merece la pena el esfuerzo de cuidarlo si nadie acude a él ni lo contempla.
Porque, ¿acaso seguimos leyendo? ¿que buscamos en los blogs? Si es que alguien busca algo en el blog. Nos hemos convertido en buscadores de la satisfacción rápida y pronta, a ser posible sin mucho aderezo y envoltorio. Queremos encontrar algo rápido y llevarnoslo a otro sitio. Y en esas necesidades lo visual, los videos, son mucho más valorados.
Lo cual nos lleva nuevamente al inicio, a la esencia, para qué escribir si no es para uno mismo, en una especie de onanismo de letras. Y nos llena volcar esa reflexión si no hay quien la recoja? Y una recogiendola si no tenemos el eco de la misma.
Quizás añoremos en estos mundos digitales, el placer de encontrar una botella en la playa con un mensaje dentro.