Creo sin duda que una de las cosas de las que más nos quejamos es del tiempo perdido en las más diversas esperas en los juzgados. He comprobado que no es algo local o circunstancial de un determinado juzgado, sino que allá donde vayas, o sea de donde sea el compañero con el que lo comentas, el hecho es generalizado. Ocurre en todas partes.
La pasada semana en una de esas esperas caia en la cuenta de que más allá del tiempo perdido en sí, que molesta más cuando tienes un montón de trabajo atrasado por sacar, lo que me enervaba era el convencimiento de que aplicando sencillas técnicas de gestión, dichos ratos muertos podían ser reducidos considerablemente.
Es cierto, lo confieso, que también enfada bastante lo que entendemos una falta de respeto, no solo hacia los abogados, sino hacia el ciudadano en general que implican muchos de esos retrasos. No todo el mundo sabe que habitualmente los juicios y otros actos son señalados mecánicamente, por ejemplo cada 10 minutos o cada 20, aun a sabiendas de que es materialmente imposible que un juicio se celebre en esos 10 minutos, y de este modo se van acumulando retrasos considerables. Mayor es la falta de respeto, cuando es excepcional la ocasión en que el primero de los señalamientos del día se inicia con puntualidad. En algunos casos hay jueces que tienen por costumbre llegar al juzgado incluso media hora más tarde que el primer señalamiento del día. Esto ya tiene otro nombre. Que no puedo decir. En público.
Señalar cada 10 minutos, 15 o 20, se quiere justificar con que algunos de ellos, son suspendidos o en el caso de los penales, hay sentencias de conformidad, y de esta manera se enjugan los retrasos, con la brevedad (o no celebración) de otros. Lo que no quita para que en algunas ocasiones esto no suceda y los retrasos sean elefantiasicos.
En esas estaba, cuando conseguí salir del bucle del enfado y aterrizar en lo creativo.Y es que estoy totalmente convencido de que una mejor y más eficiente gestión de los señalamientos, supondría en la práctica reducir plazos, es decir, en eso que tanto predican ultimamente, la agilización procesal.
Introducir la racionalidad en los señalamientos no es tan dificil ni complicado ni exige medios titánicos. Supondría por un lado establecer criterios de previsión de duración temporal atendiendo a diferentes parámetros, numero de partes, testigos, letrados, etc. y no señalar automaticamente cada 10 o 15 minutos sin tener en consideración dicha previsión concreta. Criterios reales y mensurables atendiendo a la práctica forense.
Debería tambien tenerse en cuenta la agenda de los letrados, de tal manera que introducidos y conocidos los datos de la misma, se evitaran solapamientos, duplicidades, etc. Cierto es que el actual sistema posibilita solicitar la suspensión cuando esto sucede, pero si ya se realizara previamente, ganariamos agilidad (en algunos casos recien notificado un señalamiento, solicitas la suspension y el nuevo señalamiento lo es tres meses después del primero).
Por otro lado, también se podrían agrupar los señalamientos por materias, si eso le resultaba positivo al tribunal o juzgado, o, poder distribuir adecuadamente a los interpretes o peritos intervinientes, lo cual supondría un importante ahorro de costes en estos momentos, evitando reiterados e innecesarios desplazamientos (por ejemplo si en diversos juzgados de lo penal es necesario que intervenga un intérprete de un determinado idioma o un perito grafólogo, poder señalar en una misma mañana y con horarios verdaderamente no coincidentes).
Por último, igual incluso acabaríamos con prácticas que afectan al derecho a la defensa, como la de coartar la duración de la intervención de los abogados y de las partes, que en algunos casos execrables incluso suponen marcar límites de tiempo con cronómetro a los mismos.
El ciudadano ha de sentir que la administración de justicia le presta atención. Es imposible que tenga esa sensación si piensa haber sido sometido a un juicio express. Un juicio que dura 10 minutos, dificilmente será entendido como "justo".
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